lunes, 9 de julio de 2012

Momentos de terror, en celebracion 15 aniversario Telemicro


Por: Ivon G Espinosa
Se vivieron momentos de terror cuando el inidividuo de camisa blanca y arma en mano en la foto empeso a golpear al con el arma al joven que esta de rodillas en el piso. Lo insolito fue que los efectivos de la policias permitieron que este hombre continuara golpeando al joven mientras ellos permanecian tras la vallas.
Lo insolito del caso es que este individuo no identificado se dio a la fuga con su victima en mano mientras amenazaba a los presentes. Esta fue la gota que derramo la copa en la celebracion de Telemicro.

domingo, 8 de julio de 2012

Federer, rey de Wimbledon

Roger Federer sigue siendo el rey, campeón en Wimbledon después de derrotar a Andy Murray en una final dramática (4-6, 7-5, 6-3 y 6-4) y número uno dos años después, especialmente emotiva la gesta porque superará las 286 semanas de Pete Sampras en lo más alto. Por si le quedaba algún registro por mejorar, Federer amplía su hazaña y encima suma siete coronas en la hierba de Londres, cifras escandalosas para un tenista único. Su felicidad, obligatorias siempre las lágrimas, contrastan con la decepción de Murray y su gente, que seguirá esperando una victoria grande en color. La final tenía de todo, mil motivos como para estar pendiente de la pista más emblemática del planeta. Murray luchaba contra la leyenda y Federer por la exclusividad, igual de ambiciosos los dos objetivos porque el tenis de hoy en día concede pocas oportunidades de este tamaño. Desde el diván, lleno de matices el duelo y alterado por la lluvia al principio del tercer set, Federer exclamó victoria por partida doble. Y eso que Murray empezó más sereno, ajeno a los tabloides y al peso de la historia que le recordaba que desde 1936, cuando Fred Perry, no gana ningún compatriota un Grand Slam. Sólido, pausado y sereno, el escocés encendió a su gente desde los prolegómenos, efervescente en su salida ya que rompió y consolidó con buenas artes. Al otro lado de la pista, Federer parecía nuevo en esto, superado por todo lo que se estaba jugando. El suizo recuperó la desventaja y pudo escaparse en el octavo juego, pero desperdició sus oportunidades y luego, de inmediato, perdió su servicio de forma definitiva, sentenciado el set en favor del ídolo local. Después de tres finales de Grand Slam sin nada que celebrar, Murray lograba un parcial por primera vez en una cita magna. Fue merecido ese 6-4, trabajado en cada punto y cargado de simbolismo por lo que representaba para la gente de las Islas. Murray, tenista de mil caras al que le tocó competir en la época equivocada, animó a un graderío entregado, inundado Londres de banderas escocesas para la ocasión, y se mantuvo siempre presto y dispuesto. A Federer le tocó remar desde una situación crítica porque no encontraba la manera de imponer su juego. Timorato y poco fiable en alguna que otra suibda a la red, se asomó al abismo en el quinto juego del segundo set al conceder dos pelotas de break, muy bien salvadas en lo que supuso una liberación para él. Aguantó en la trinchera, protegido en sus golpes de manual, y salió al ataque justo en el momento preciso para igualar la tarde con ese 7-5. Cerró el set con un golpe de genio, Federer siempre será talento. Y, con 1-1 en el tercero, llegó la lluvia, imperativa su presencia en Wimbledon. Eran más de cuatro gotas, por lo que la organización prefirió techar la pista y esa operación se prolonga durante casi tres cuartos de hora, tiempo suficiente como para ordenar ideas y refrescar objetivos. ¿A quién benefició el parón? Un partido distinto Fue un partido totalmente distinto, nada que ver por las condiciones de la superficie cubierta. Los saques cobraban más importancia que nunca y la bola viajaba a más velocidad, ideal sobre el papel el paisaje para Federer sin olvidar que Murray es un restador maravilloso. Pero el encuentro se decidió en el sexto juego, eterno, dramático en su desenlace y con el escocés por los suelos hasta en tres ocasiones. Después de 18 minutos, Federer rompió el servicio y se estiró hacia el cielo. Ese 4-2 valía un imperio. Pesó demasiado esa desventaja en Murray y entendió que, al perder el tercer set, se le había escapado el tren de su vida. La situación se había puesto muy a favor de Federer y al nuevo número uno le bastó con mantener la inercia, sostenido por la experiencia en los momentos de tensión. Hizo break pronto el helvético y rodó cuesta abajo hacia el triunfo, séptima fotografía para el recuerdo en Wimbledon. Murray, desconsolado, llegó más lejos que nunca, pero no se le abrió la última puerta. En Wimbledon, para siempre, el rey es y será Roger Federer.

domingo, 1 de julio de 2012

España es una leyenda del fútbol mundial




Por: josé manuel cuéllar / kiev (ucrania)
Fuente: ABC.ES

Hay partidos que llegan pintados en la cara. Veías el pasillo del vestuario y los italianos tenían el rostro desencajado, pálido cual Gioconda pero sin sonrisa. La sonrisa era de Piqué, bromeando con el árbitro al que hacía sonreír (poco le valió luego por cierto). Los italianos llevaban la tensión en el rostro y denotaban miedo, miedo oculto, del que se enfrenta al maestro que quieren imitar. [Narración: Así hemos contado el partido]

Y salieron. Fue increíble. Una exhibición en veinte minutos de auténtica magia española. Pocas veces, o ninguna, se vio algo igual. Xavi se plantó en el medio campo y cogió el encuentro, lo dobló en varias partes, se lo puso debajo del brazo y se lo llevó a su casa. Nadie más vio el partido, al menos de los italianos, durante esos veinte minutos maravillosos. [Estadísticas el partido en números]

Corrían los italianos como posesos, ordenadísimos, pero sufriendo como perros hambrientos los pobres. Chiellini en la izquierda fue un coladero tremendo. Arbeloa, advertido de que es un central reconvertido, subió una y otra vez y lo mató, lo mató a carreras, a pases, a desdobles. Estaban los italianos con el rostro amoratado, entrando los españoles por todos lados, con la daga afilada, afiladísima, de punta asesina, en cada pase interior. Los de Prandelli achicaban agua como podían hasta que Chiellini reventó, reventó de asfixia, de agobio, de ver el balón y no tocarlo. Le entró Cesc por ese lado y el central-lateral se rindió, se cayó derrumbado como un fardo. Fabregas entró hasta la cocina y el pase de la muerte fue de la muerte pero de verdad. Llegó uno de los enanos, Silva, como podía haber sido cualquiera en ese rondo continuo, y la clavó de cabeza en la red.

El estadio, rojo rojo hasta la bandera, estalló de júbilo, no se sabe si por el gol o por el fútbol realizado. Probablemente por lo último porque todo era de tal belleza que en las gradas se veían lágrimas de emoción, de éxtasis. Una gozada. El mejor fútbol nunca visto.

Y se paró. Al menos se frenó. Italia es Italia, regia, orgullosa, con gente de valía, caballeros que mueren de pie. Y Chiellini, roto, se fue al vestuario. Malo para España. Salió Balzaretti, que es un lateral de verdad, no un remiendo o un parche. Italia, claro, dejo de caer con las botas puestas, y se adelantó con todo, con el recién incorporado subiendo tanto que apoyaba a la medular y equilibraba ese roto que los españoles estaban haciendo con unas tijeras de poder árboles.

Se puso a prueba entonces la otra virtud de España: la defensiva. Y Casillas, que no es Buffon, por mucho que los listos que se creen que han inventado esto se lo crean. Casillas hace milagros. Buffon no. Todo lo que creó Italia, a fuerza de rabia y destellos de talento, lo anuló la buena zaga española y si no Casillas, que lo rebotó todo, como si fuera un frontón. Aparecía Cassano, pero no Balotelli, que parecía un fantasma haciendo amagos sin mover un centímetro a nadie. Brindis al sol.

Ese ligero acoso duró poco tiempo. Dos contras rojas volvieron a meter el miedo en el cuerpo italiano. Un metro atrás y el balón ya era español otra vez. En cuanto Xavi entró de nuevo en el carrusell, la soga apretó de nuevo el castigadísimo cuello azurro. Al borde del descanso, el cerebro español condujo el balón en la frontal italiana, hizo una pausa y a su lado pasó como una centella Jordi Alba, que es un meteoro en acción. Sobrepasó a la zaga italiana y en el momento justo Xavi se la puso de cine, justito al espacio para que llegara y reventara a Buffon y a toda Italia.
Todo a favor

La defunción italiana la aplazó un árbitro cagón e inepto, que se tragó unas manos de Bonucci clarísimas. A España le dio igual. Siguió a lo suyo. Di Natale había salido por Cassano, dando cancha y mordiente a una Italia que no se rendía nunca. Pegaba Italia con todo, pero no podía con Casillas y en cada contra Xavi les mataba en cada jugada, amenazando con liquidar el partido.

Hubo arreones de la azurra, pero no tenían la magia ni la determinación del rival. Iban poniendo el alma y la vida en cada ataque, valientes porque cada llegada arriba era una amenaza en su espalda, a punto de quebrarse por completo. Todo se puso negro, negro para Prandelli cuando Motta se rompió, por completo. El isquio se quebró en mil pedazos y los italianos habían hecho los tres cambios en busca de un milagro que cada vez era más y más lejano. Italia se quedaba con diez, pero seguía atacando, buscando algo que le diera oxígeno.

Si con once a los italianos les costaba un horror avanzar, con diez ya apenas tuvieron opción. España se arremangó para coger el balón y tocarlo setecientas veces, haciendo un rondo continuo que hacía que los italianos echaran los pulmones por la boca, totalmente derrengados, persiguiendo sombras, y en un momento dado, zas, pase al hueco y fin de la historia. Había salido Pedro y aquello olía a victoria de lujo.

El final, como todo el partido en sí, fue una respuesta contundente a los que acusan a España de aburridos. Aburridos ellos porque la exhibición de los de Del Bosque fue de tal lujo que quedará grabado en la memoria de todos. Xavi coronó su excelsa actuación con un pase de gol formidable para que Torres pusiese un broche de oro al partido.

En el final, la conexión inglesa destrozó a los italianos, que ya no quisieron más. España logra el trébol, algo que ninguna selección consiguió nunca jamás. Hasta este día histórico.